REINVENTAR EL LIBRO

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Tiene alguna ventaja leer una novela en la pantalla de una computadora en lugar de hacerlo directamente en un libro? Probablemente no.


    El libro tiene ventajas innegables como medio de transmisi�n y adquisici�n de conocimiento: es liviano (y, por lo tanto, port�til), resistente, relativamente barato, f�cil de usar, tiene una muy alta resoluci�n y nos permite acceder en forma arbitraria a cualquier parte del texto que contiene. Adem�s, existen una cultura y una industria del libro que determinan en gran medida los procesos educativos y de aculturaci�n de millones de personas alfabetizadas. �Debe entonces haber preocupaci�n por el futuro del libro, tal como lo conocemos actualmente, en vista del desarrollo de nuevas tecnolog�as de informaci�n como Internet o los sistemas basados en hipertexto? Sin duda; y hay dos frentes por donde el libro y su importancia en nuestra sociedad se ver�n modificados. El primero tiene que ver con las tecnolog�as que imitar�n al libro y el segundo con las tecnolog�as que extender�n el poder del libro e incluso har�n que algunos pidan la creaci�n de un neologismo para referirnos a ellas.

    El libro electr�nico permite y necesita la distribuci�n de los textos en un formato digital, con todas las ventajas que este cambio de formato trae consigo: posibilidad de manipulaci�n, distribuci�n inmediata (a trav�s de una red, por ejemplo) a un menor costo, mayor capacidad de almacenamiento, entre otras. La aparici�n del libro electr�nico tendr� beneficios considerables para las casas editoriales, las cuales ver�n disminuir en forma s�bita sus costos de impresi�n y distribuci�n; las ediciones de los libros nunca se agotar�n, ya que siempre ser� posible elaborar una copia digital m�s y hacerla llegar a un lector en unos instantes. Algunas de las principales editoriales y librer�as de Estados Unidos, junto con Microsoft, han comenzado ya el desarrollo de un est�ndar para esta nueva industria. El llamado Open Book Standard, basado en HTML y XML, permitir� que los libros electr�nicos tengan un �nico formato y, sin problemas de compatibilidad, puedan ser le�dos en cualquiera de los dispositivos dise�ados para este prop�sito, los cuales saldr�n a la venta a finales de este a�o con un precio aproximado de 300 d�lares.

    La desventaja m�s evidente es que estos libros electr�nicos necesitan bater�as para funcionar. Adem�s, existen ciertos elementos presentes en el libro original que no aparecen en su contraparte electr�nica: no es posible hojear un libro electr�nico y la sensaci�n (o fascinaci�n) de las p�ginas de un libro, su tama�o, color, textura e inclusive olor, se habr�n perdido, aunque, por supuesto, existen intentos de preservar estas cualidades. El proyecto m�s prometedor en este sentido es el de la tinta electr�nica de Joe Jacobson, investigador del MIT, quien ha encontrado que es tecnol�gicamente posible construir las p�ginas de un libro de tal modo que puedan "reescribirse" ellas mismas; de esta forma podr� hojear las p�ginas de su libro electr�nico para consultar La Jornada por la ma�ana y, por la tarde, utilizarlas para leer su novela favorita. Solamente tendr� que comprar un libro en toda su vida. La complejidad y originalidad del proyecto de Jacobson es asombrosa.

    Aunque permiten al lector a�adir al margen sus propios comentarios, los libros electr�nicos antes mencionados no modifican la estructura del texto original. Y si bien ello puede inducir a una gran aceptaci�n de estos productos -la gente sabr� (o tendr� una idea muy acertada de ello) c�mo usar estos aparatos, pues son funcionalmente id�nticos al volumen en papel-, existen otras tecnolog�as que hay que considerar al hablar del futuro que espera al libro: se trata de los sistemas basados en hipertexto. La WWW es el mayor de estos sistemas. Este tipo de hipertexto, llamado exploratorio, conecta diferentes p�ginas (tal y como funciona en la web) pero generalmente no nos permite modificar el contenido de las mismas ni a�adir nuestra propia informaci�n a un website. El hipertexto constructivo nos deja hacer eso y m�s, modificando en forma fundamental la estructura del texto, el cual se ver� enriquecido por la colaboraci�n de los lectores, los cuales, al volverse autores ellos mismos, pronto ver�n necesario replantear los t�rminos actuales de las relaciones autor-lector, as� como el papel del editor, en la construcci�n colectiva de un escrito.

    Sin embargo, en un momento hist�rico en el que la imagen, a trav�s de los medios masivos de comunicaci�n, se abre paso como el medio inmediato y m�s efectivo para transmitir informaci�n y generar una respuesta intensa y extensa (aunque ef�mera) del p�blico, los sistemas basados en hipertexto, especialmente los interactivos o constructivos, apuestan por el regreso del texto a un primer plano. Aunque el libro muera, el texto seguir�.

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